La vida sigue igual... de mal

Escapé por los pelos de Barcelona poco antes de que todo el decorado se viniera abajo. Pasado el tirón de los desastres concatenados, ejerco aquí mi derecho al pataleo, que es el único derecho que no nos pueden quitar a los pobres.

Hagamos un somero repaso a la (interminable) listas de chapuzas que asolaron a los barceloneses:

1º El Prat, un clásico veraniego. En este caso la chapuza fue consecuencia de la falta de personal. Esto es lo que pasa cuando una empresa pública, AENA, concede el servicio no en función de criterios de ajustada relación precio/calidad del servicio, sino a la empresa que ofrece el servicio más barato. Y claro, ahora descubren que nadie da duros a cuatro pesetas.

2º El Gran Apagón. La culpa la tiene "el otro". En fin, en este país nadie quiere asumir responsabilidades. Lo curioso es que el responsable de realizar las inspecciones a la red eléctrica es el propio inspeccionado. Y qué decir de nuestro diligente Ayuntamiento y de la servicial Guardia Urbana de Barcelona: permitieron que los genedores ahumaran y atronaran a los vecinos, incumpliendo las ordenanzas municipales, hasta que los medios de comunicación destaparon públicamente el asunto.

3º Los atascos, otro clásico canicular. ACESA amenaza a la Generalitat con exigir indemnizaciones si la obligan a abrir los peajes por otra pequeña retención de 70 km. Lo curioso es que ya recibe 40 millones de euros en subvenciones públicas.

4º Cercanías, no por dejarlo para el final menos importante. Sin comentarios. Alegan misteriosos sabotajes, pero no los denuncian a la policía. Más curioso es que aleguen también que "en el equinoccio se producen más suicidios" que cortan las vías, o a la "gran capacidad para atraer rayos" de la red ferroviaria catalana. Ya no saben qué excusa inventar.

Nada, que todo lo arreglan pidiendo perdón y solicitando paciencia. ¿Y ya está? Tú cágala cada día en el trabajo y pídele perdón a tu jefe. Ya verás cuánto tarda en llamarte para que firmes el finiquito. Esa es la diferencia entre los ciudadanos de a pie, que debemos pagar religiosamente por unos servicios que tal vez recibamos o no, y esas grandes empresas que abusan de su posición de dominio -son monopolios en la práctica- y se ríen en nuestra cara de todos nosotros, mientras los politiquillos farfullan tonterías o miran hacia otro lado incapaces de asumir ninguna responsabilidad.

Y para redondearlo, la Ministra de Fomento se jacta de lo mucho que el gobierno invierte aquí (¿dónde ha acabado ese dinero fantasma?), alimentando una vez más, de forma inconsciente o no, el cliché de los catalanes peseteros e insolidarios. O sea, que encima de cornudos, apaleados. Que no, ZP. No se trata de que nos des limosnas ni nos perdones la vida ante la proximidad de las elecciones. Es tan sencillo como que el Gobierno debe invertir en Catalunya en la misma proporción que aportamos al Estado. Ni más ni menos.

Si todo esto hubiera pasado en Madrid habrían rodado cabezas y, por supuesto, estaría solucionado en un pispás. ¿Tendremos que declararnos Protectorado Madrileño para que funcionen las infraestructuras estatales en Catalunya? Vaya alegría daríamos a la Espe.

Por si fuera poco, tenemos el agosto más frío y lluvioso de los últimos 25 años. Hay banderas rojas previniendo contra "animales marinos no identificados" (¿tiburones, rayas?). Las medusas nos atacan. Je, como dirían los italianos, "piove, porco governo".

El Real Madrí líder de la Liga. Ya solo nos queda rezar para que no llegue a Caoscelona la plaga de topillos que asola los campos de de Castilla y León. Sería la puntilla.

P.D.: Ayer salió Hereu de su entrevista en Madrid declarando su confianza en Fomento. Parece que se acercan elecciones, ¿no?

(Banda sonora: Radio Nowhere - Bruce Springsteen)