Ni sí ni no, sino todo lo contrario


Difícilmente a nadie se le escapa la problématica del calentamiento global y del consecuente cambio climático. A nadie con dos dedos de frente le dejan indiferente sus consecuencias. Otra cosa es que estemos más o menos dispuestos a poner de nuestra parte para no engordar más el problema. Como siempre, una cosa es la teoría y otra muy distinta, la práctica.

Según una encuesta realizada por la Fundación BBVA (sí, seguro que esto les sirve para desgravar impuestos) a 2000 españolitos mayores de 15 años, resulta que somos pelín reticentes a cambiar nuestro estilo de vida para contribuir con nuestro granito de arena. No queremos prescindir del coche, pagar una electricidad más cara o que nos suban aún más la gasolina. En cambio, defendemos que se impongan multas a las empresas que no reduzcan sus emisiones de CO2.

Normal, ¿no? A nadie le gusta que le toquen el bolsillo. A mí tampoco me hace gracia que los sacrificios siempre tengamos que hacerlos la tropa. ¿Gasolina? La mayor parte de su precio son impuestos; las subidas del petróleo se trasladan casi automáticamente al precio, lo que no sucede cuando se producen bajadas. La gasolina acaba disparando la inflación porque su aumento acaba encareciéndolo casi todo. ¿Electricidad? Sí, que las grandes empresas jueguen a las OPAs, los Pizarros de turno se enriquezcan y Barcelona se quede a oscuras porque nadie invierte en una adecuado mantenimiento de las líneas; ¿alguna eléctrica tiene pérdidas? ¿Coche? Bien, en Barcelona acabaremos prescindiendo a no tardar mucho: entre limitación a 80 km/h, reducción del ancho de los carriles y demás ideas geniales que se les ocurran a los políticos, dentro de poco solo los ricos podrán circular en automóvil; eso debe formar parte del juego de la democracia.

Somo egoístas, sí, somos humanos. Me pone los pelos de punta ver farolas encendidas a plena luz del sol, pero nosotros somos los derrochadores. Usemos los transportes públicos, pero los políticos y las "personalidades" viajan en cochazos. Consumamos menos, pero ¿cuántos edificios públicos o corporativos mantienen las luces encendidas toda la noche?

¿Tenemos conciencia ecológica? Pues poquita o bastante atrofiada: muy pocas personas de la encuesta apoyaron las tres medidas de ahorro antedichas. Además, casi nadie estaría dispuesto a pagar más a cambio de que la electricidad procediera de fuentes renovables, como la energía solar o la eólica.

Pues tenemos un problema. No se pueden hacer tortillas sin romper los huevos. O todos ponemos de nuestra parte o no vamos a ningún lado.

Eso sí, si alguien tiene las narices de predicarme, que lo haga desde el ejemplo o se calle.

(Banda sonora: If I could - Seal)

8 opinantes:

Álex Vidal dijo...

Evidentemente, los del BBVA no me preguntaron a mí (aunque los hubiera mandado a la mierda por chupópteros). Yo me lanzo a la calle en bicing, apago siempre la luz, leo en el exterior, el coche está mejor aparcadito, y me c*g* en la p*t* m*dr* de Endesa cuando me mandaron con la factura una publicidad que decía "hace dos años que no aumentamos las tarifas". Supongo que aún deben estar descojonándose de la reclamación que les puse, donde les decía que no las habían subido por orden ministerial y que dejasen de decirme gilipolleces.

Supongo que es el precio a pagar por esta democracia bananera. Votar, pagar y callar :/

Álex Vidal dijo...

Leñe, que no me aparecía el seguimiento por mail. Disculpa este segundo mensaje, pero me aseguro leer las respuestas... :)

Anónimo dijo...

Supongo que es el precio a pagar por esta democracia bananera. Votar, pagar y callar
Pos eso parece, por desgracia.

Ya vemos lo poco que sirve ser buen ciudadano y persona responsable, cuando los de arriba hacen todo lo contrario de lo que predican, y encima nos dicen a los de abajo que somos nosotros los malos de la película.

Anónimo dijo...

terraformar marte? yo opto antes por martificar la tierra...

Marta dijo...

martificar la tierra nu se... pero mortificar a los terricolas... una mica si que ho fan si...

Todo sumara, pero porque esa rejodida costumbre de satanizar al pobre mortal

Anna dijo...

No queremos prescindir del coche, pagar una electricidad más cara o que nos suban aún más la gasolina.

És evident, ningú vol anar a menys. Tot s volem millorar la qualitat de vida. El problema és el de sempre: les mesures no tenen alternatives viables. Molta gent deixaria d’agafar el cotxe si tingués alternatives de transport raonables. O es mouria amb el transport públic de Barcelona si hagués hagut de marxar a viure a fora pq els preus de l’habitatge de la ciutat són impossibles.
I la gasolina, doncs cada cop la paguem més cara (i no té res a veure amb la protecció del medi ambient). I els combustibles bio....doncs la veritat,mal rollo donen (tenint en compte que la majoria els estan desenvolupant empreses petroleres...)

L’altra problema és que el valor de les coses ara es comptabilitza únicament en termes econòmics: quant costa, si costa em costa més diners... I hi ha coses que no tenen preu (i un cop ens les haguem carregat....)

yo opto antes por martificar la tierra...

Eso pasará solo.. Esperem uns anys i ja veurà com avança el desert del Sàhara... De "planeta azul" a "planeta rojo"...Temps al temps...

Anónimo dijo...

Martificar, mortificar, qué dolor de cabeza... ¿será por la caló que me da en tó el tiesto?

Anónimo dijo...

el valor de les coses ara es comptabilitza únicament en termes econòmics
Ahí le has dao... i no tot es pot mesurar en termes económics.